Un día en Taboga

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La isla de Flores fue la residencia de Van Gogh, y de Francisco Pizarro durante algún tiempo. No puedo imaginarme cómo sería la vida en la isla en esa época. ¿Qué queda de esa isla? Cuánto influyó Taboga en el artista.

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Taboga es una isla no muy grande que se puede distinguir de la Calzada de Amador. Y en ausencia de vertederos es un buen lugar para pasar el domingo o el lunes. Mejor el lunes que el domingo, porque los domingos están llenos. Pero no se puede decir que sea una isla hermosa. Tiene sus cosas. El agua es clara si el sol está afuera, de lo contrario el mar refleja un color marrón.

El billete allí cuesta sólo $20  en un formato de ida y vuelta. Puedes desembarcar con la nevera y la comida o llevarte un pescado frito frente a la orilla en uno de sus populares "chiringuitos".

La última vez que fui a Taboga, lo hice el día de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen. El 16 de julio era un día cualquiera, así que los pocos que viajábamos en el ferry éramos prácticamente periodistas y fotoperiodistas. Ahora lo pienso y parece que hubiera ido a despedirme de ella.

El hecho es que el 16 de julio los habitantes de Taboga organizan una hermosa procesión acuática. Comienza alrededor de las 11 de la mañana y el paseo es bastante curioso. Vale la pena verlo. Taboga fue quizás mi destino más frecuentado durante mi estancia en Panamá. Es el lugar perfecto para muchos planes. Que tengas una despedida de soltera, que lleves a la novia y a los amigos en el barco frente a Taboga. Que tengas una fiesta con tus compañeros de trabajo, que vayas en un yate. Claro, si el yate es de otro.

Eso es lo que hice en mi primer trabajo. El yate ancló frente a Taboga y nos dimos un par de baños. Hicimos una barbacoa y tomamos un par de "pints". La pena es que alquilar un yate por un día es caro. Alrededor de 1000 dólares. Así que lo de viajar en un yate se acabó.

Quería dormir en la isla. Imagino que por la noche debes estar más tranquilo que durante el día. El 16 de julio, recuerdo que uno de los candidatos presidenciales de la nación iba a aterrizar en un helicóptero en la isla. Mientras la gente celebraba la fiesta bebiendo cerveza en la puerta de sus casas con música a toda velocidad, docenas de unidades policiales pululaban por las calles de Taboga. Más o menos un par de tropas en cada esquina.